domingo, 5 de enero de 2014

384

No temas, no voy a revelar todos tus secretos. Morirán conmigo y los enterrarán junto a mí. Tampoco es que sean muchos, hay suficiente espacio en la urna para ambos. Y es que de todas maneras, ¿qué ganaría haciéndolo? Si ya tu sonrisa te delata.

Esa sonrisa llena de alegría. Que por cada segundo que se hace presente, enumera una a una las cosas buenas de tu vida. Que ni un aviso fluorescente en mayúsculas recalcaría tan bien lo agradecida que estás. Que es una ventana a todas esas cosas tan simples que la gente da por hechas, pero que para ti lo son todo.

Esa sonrisa, bañada en esperanza. Que al separar tus labios deja ver como una película cada uno de tus sueños. Que hace evidente que no son anhelos o ilusiones, sino tu futuro. Que no deja espacio para duda alguna, porque sabes bien que vas a conseguirlo todo.

Esa sonrisa tan fuerte. Que puede aguantar el más temible y devastador huracán. Que año tras año no cambia, no se quiebra, no se tuerce, que sigue inclinándose muy levemente a la derecha. Que ha soportado el peso del mundo y aún así va y se ofrece a llevar más carga sobre sus hombros.

Esa sonrisa que no puede mentir, que habla de tu tristeza. Que ni bajo el sol más resplandeciente borra ese resquicio de aquello que extrañas. Que lamenta profundamente lo injusta que es la vida, poniendo distancias donde no se merecen. Que recrimina los lances del destino, castigando a quien solo bien ha obrado.

Esa sonrisa, que el miedo poco deja escapar. Que está enmarcada por temores que nunca han querido dejar de perseguirte. Que narra esas marcas de tu niñez aún presentes, escondidas cual cicatriz. Que no te deja liberarte y mostrar todo lo que eres, pues amenaza con un día quitártelo.

Esa sonrisa tan brillante, que cuando por fin se deja ver ilumina el cuarto y opaca todo a su alrededor. Esa sonrisa tan caliente, que es capaz de encender el alma y hacerla arder. Esa sonrisa tan pura, que como agua de manantial borra todo lo malo y solo deja vivo lo bueno.

Esa sonrisa tan humana y tan divina, tan plagada de todas tus virtudes y defectos. Tan perfecta, tan imperfecta.

Esa sonrisa tan tuya.

¿Ves? 384 palabras hablando solo de tu sonrisa. Por favor, no me pidas hablar de tu corazón, que necesito mis manos.