Estas cinco palabras del título las leí hoy en la red social Twitter, a manos de una amiga. De una vez sentí la necesidad de compartirlas a través de esa misma vía y por aquí, ya que a pesar de que al instante no les hice mucho análisis, sabía que son correctas.
Uno decide ser feliz, y lo es? Parece demasiado sencillo para ser verdad, y a la vez, imposible, por todas las cosas que vivimos día a día. Tristezas, rabias, decepciones, fallos, sueños destruidos, personas que se van. Tanta desgracia nos suele rodear que concluimos, con toda la seguridad del mundo, que la felicidad es algo casi inalcanzable, que solo obtendremos al final del camino: al graduarnos, al conseguir a esa persona, al terminar un proyecto que nos proponemos.
He ahí la muy popular frase, 'la búsqueda de la felicidad', que va desde ser el nombre de la gran película de Will Smith hasta ser pronunciada como uno de los tres derechos del hombre en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. El problema está en que las personas pueden llegar a tomarse todo muy literalmente, y el significado que le han dado a estas palabras no es una excepción.
Uno no busca la felicidad. En la búsqueda está la felicidad.
Pueden sonar estereotipadas esas palabras, pero por experiencia personal, me consta que es así. Esto seguro aplicará a todos, pero en muchos momentos de mi vida, yo emprendí a buscar la felicidad. Y al no encontrarla, me frustraba, y naturalmente, me alejaba más de ella. Era algo infructuoso, y que llevaba a decepcionarme, quejarme, y pensar que era inútil.
Pero en medio de toda esa desesperanza, puedo destacar cinco tiempos, quizás seis, en los que experimenté una semana, o un mes, o hasta más tiempo de algo que solo podría describir como felicidad. Plena, completa, sin verle defecto alguno. Y sonará exagerado, pero el detalle es que fue tan sencillo como declaran las palabras iniciales: lo decidí, y lo fui.
Como he repetido muchas veces en este blog, no fue fácil. Pero llegaban cosas a mi vida, que a pesar de que no eran lo que quería o lo que necesitaba, me hacían decirme a mí mismo que era suficiente. Que iba a ser feliz. Y sorprendentemente, me di cuenta de que lo único difícil era eso: el tomar la decisión. Porque la mayoría de nosotros, aún sin saberlo, tenemos miedo a ser felices.
A la final, es cuestión de perspectiva. Cada elemento se puede ver desde el ángulo que se quiera ver. Pesimistas son aquellos que tildan a las oportunidades como el camino al fracaso. Optimistas son aquellos que tildan a los fracasos de oportunidades. Y una persona que decide ser feliz, y que está convencida de ello, es un optimista: una persona que toma un diamante o un grano de oro y los observa por igual, desde el mejor ángulo.
Por eso, lo repetiré una vez más: la felicidad es una decisión. Es a la vez así de fácil y así de difícil. Mucho me costó entenderlo, pero aquí estoy, con una de las lecciones de vida más importantes que puede haber. Y entonces, ahora te toca a ti escoger si seguirás buscando la felicidad, o si tomarás la decisión y simplemente, serás feliz.
P.S.: sería injusto no dedicarle una rápida palabra al blog de la autora de las palabras que dieron raíz a esta entrada. Gran redacción y aún mejores pensamientos, altamente recomendado - Sobre la vida y sus desgracias
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